API son las siglas en inglés de Interfaz de Programación de Aplicaciones. No es más que una herramienta (en términos técnicos: reglas y protocolos) que conecta dos software o aplicaciones entre sí para que puedan compartir datos y otro tipo de información.
Las APIs están por todas partes en nuestro día a día: las aplicaciones más conocidas las utilizan constantemente. Instagram, PayPal o Google Maps son grandes ejemplos de ello. Y si los gigantes digitales las adoptaron, es porque representan un sinfín de ventajas.
Una API es como un intermediario que permite que dos aplicaciones o sistemas se comuniquen de manera estandarizada, sin tener que reinventar la rueda cada vez.
Podemos compararla con un camarero en un restaurante:
En esta metáfora, el cliente es la app que necesita un resultado sin tener que prepararlo desde cero; la cocina es el software que ya tiene ese “plato” listo; y el camarero es la API, el puente que conecta a ambos.
Las ventajas son múltiples, tanto para quien usa una API como para quien la ofrece:
Para la App que hace uso de la API, la mayor ventaja es la rapidez de desarrollo, simplemente porque no hace falta programar la funcionalidad desde cero. El servicio ya está creado. Lo que nos lleva a la segunda ventaja, el ahorro de tiempo y de costes. Usar APIs evita duplicar el trabajo. Se construye sobre lo que ya existe y está aprobado. Esto hace que se pueda escalar más fácilmente y a menor coste.
Para los desarrolladores que ofrecen la API, proponer sus funcionalidades en el mercado es una forma de crear nuevas fuentes de ingresos, a veces considerables. Por ejemplo, la cantidad de aplicaciones que utilizan datos de Google Maps para proponernos itinerarios y lugares es infinita.
Quizá nunca te has preguntado cómo es posible pagar en casi cualquier web con PayPal, enviar o recibir dinero sin abrir la aplicación de tu banco. La respuesta está en una API.
¿O cómo accedes a tus plataformas favoritas usando directamente tu cuenta de Google? Otra vez: API.
Spotify ofrece decenas de APIs en funcionamiento según lo que quieras mostrar: desde los rankings de canciones más escuchadas, hasta la integración del tema que estás oyendo en tu app de navegación del coche.
Los ejemplos son miles, ya sean APIs públicas o privadas. Y, por supuesto, en el sector energético también funcionan así.
En Hobeen, hemos llevado el concepto un paso más allá: nuestro know-how energético se puede paquetizar y entregar vía API.
Esto significa que empresas que ya tienen una app propia (utilities, aseguradoras, real estates, bancos, etc.) pueden conectar directamente con nuestras funcionalidades sin necesidad de desarrollar una nueva aplicación desde cero.
Algunos ejemplos de lo que podemos ofrecer vía API:
Las APIs permiten que la innovación sea flexible, escalable y modular.
En lugar de construir sistemas cerrados y aislados, las empresas pueden conectar piezas de tecnología como bloques de Lego, adaptándolos a sus necesidades en cada momento.
En Hobeen creemos que esa es la manera más inteligente de crecer: poner nuestro conocimiento a disposición de las empresas para que integren eficiencia energética en su ecosistema digital sin complicaciones.
¿Quieres explorar cómo paquetizar eficiencia energética en tu aplicación?
Escríbenos y te contamos cómo hacerlo realidad.